¿Quién eres tú?

Venía a contar cómo había ido mi maravilloso y fugaz "Play Again" con Mr. Juez, pero me he dado cuenta de que, antes de eso, tengo una cuenta pendiente. Los delirios tiernos, románticos y pasionales pueden esperar un poco (Yo no, pero el blog sí...)
De momento, voy a desahogar otra cosilla:

Afortunadamente, Evelt me ofrece las palabras para poder hacerlo. Lo de desahogarme, digo. Ella se pelea con ellas por mí, y después vuelve con algo como este poema, que dice justo lo que quiero decir:

"Quién eres tú, dime?

Quién eres tú,

que no has compartido mis sueños,

que no has escuchado mis ilusiones,

que no has llorado conmigo,

que no has reído conmigo,

que no has perdido y ganado conmigo,

que no me viste nacer,

que no me viste morir,

quién eres tú

para juzgarme a mí?

Si cesa el graznido del cuervo

una canción cantaré,

si el cuervo cierra sus ojos

que levante el vuelo,

y aleje sus negras plumas

de mi corazón cálido

y frágil como el cristal.

Es hora de que callen esas bocas

que jamás supieron callar,

¡¡¡que mueran las palabras

que no son dignas de escuchar!!!

Que se hundan en negros pozos,

pues opiniones de cuervos

no sirven sino para alimentar

el cieno y el lodo de sus propias almas. "

EVELT YANAIT ( http://eveltyanait.spaces.live.com )

Ok, tras el poema, escrito por la guerrera, y robado por mí con su consentimiento para hablar de ti, quiero hacer justamente eso, hablar de ti, destriparte, acusarte, gritarte, porque te lo mereces.
No, no espero demasiado de la amistad, simplemente sé qué quiero exactamente en una amistad. Y tú nunca sabrás darle algo ni medio parecido a nadie. No juegues a hacerme creer que es mi culpa... no juzgues que tú eres mejor que yo. Puede que me hayan acostumbrado a tener la prioridad absoluta, puede que sea demasiado ingenua, y puede, sobre todo, que esto sea una puñalada, porque yo puedo cometer errores, pero lo tuyo no es justificación, excusa, verdad, confesión...
Tu historia, aparte de inoportuna, es cruel, vanidosa, esperpéntica, estúpida, está concebida con el fin de congraciarte, de libarte de sospecha, de culpa, de conciencia... con mucho morro, con mucha cara, y es, sobre todo, una mentira. Y que tú te atrevas a huir de mí y me digas que no lo es, no va a hacer que se convierta en verdad. Tú sabes que mientes, tú sabes que necesitas ese escudo. Y yo sé que vas a joderme con ese escudo, sé que vas a tratarme como alguien de tu orgullo, narcisismo, egoismo y calaña trataría a quien hubiese hecho tu mentira realidad. Yo también he jugado a eso, te conozco porque me conozco, y ¿Sabes qué? No eres nadie para hablar de mí, para juzgarme, para acusarme, para burlarme, para intentar quitarme algo. Nisiquiera eres alguien que deba o pueda darse el lujo de maltratarme, y mucho menos de traicionarme, calumniarme o procurar separarme de alguna de esas personas que de verdad han nacido, reido, llorado y soñado conmigo.
Tú te aprovechas de haber robado una cara y un pasado que no te corresponden, que te ha regalado el azar. Tú te apropias, de una identidad que en tu vida podrás honrar, porque no estás a la altura de ese recuerdo. No te lo mereces. Ya sé que tú no lo querías, que tú no lo buscaste, y todo lo demás, pero eso no justifica el hecho de que jugues con ello...

Me he cansado de ti, y voy a decirte sólo una cosa: Puede que yo sea inconsciente y arrogante, pero tú... tú no sabes con quién te has metido, cielo. De verdad que no.

Aletheia